EFECTOS DE LA ADICCIÓN AL MÓVIL
La
necesidad de estar más “conectados” con el mundo virtual ha logrado acaparar la
atención de los jóvenes (y los no tantos), al grado de que el cargador
eléctrico ha pasado a ser un elemento indispensable en el bolso/mochila o en la
guantera de los autos. Pareciera ser que hoy los dispositivos inteligentes son
los que rigen nuestra vida y la forma de interacción que tenemos con el mundo.
En esta era en la que interactúan Millennials, nativos e inmigrantes digitales,
pocos son los que pueden escapar de estos hechos.
El miedo a estar desconectados mediante los
dispositivos inteligentes continua en aumento. Para contextualizar, Villar
(2012) alude a la “nomofobia” como la enfermedad del siglo XXI. Dicho término
se deriva de la frase “no-mobile-phone phobia”, es decir la fobia o miedo a
estar sin el teléfono móvil. No obstante, también ha repercutido en el
comportamiento de los individuos al interferir en el contacto personal con
otros. Basta con caminar por las calles y observar a las personas encorvadas y
centrando su atención a los teléfonos, más que atender a su acompañante de
camino o frente a ellos en una mesa compartida, en donde dichos dispositivos ya
forman parte del orden en los cubiertos; junto al tenedor o cuchara.
Tal
adicción también se lleva a la vida y convivencia laboral. A este hecho se le
conoce como “Phubbing”, generado por la ausencia de interacción entre un grupo
de personas que logran interactuar más con su teléfono móvil, que con las
personas presentes ¿Te ha pasado? El resultado puede ser algo incómodo y en
algunos casos, molesto. Esto se hace más evidente en la hora de la comida.
Resulta algo enfermo pensar que pasamos alrededor de 8 horas frente a la PC,
con internet, para recurrir nuevamente al consumo de internet como distractor,
en lugar de aprovechar el receso que se tiene para interactuar con los
compañeros.
Una
de las grandes ventajas que ofrecen hoy los teléfonos inteligentes es el acceso
a internet y claro, con un plan de datos que te permita navegar sin límites,
puedes hacer “n” cantidad de cosas y de encaminar sanamente el consumo de
internet a través de los teléfonos o dispositivos inteligente podemos obtener
grandes beneficios. Por el contrario, caer en algunos vicios.
Lo bueno:
Actualmente existe gran variedad de aplicaciones (de paga y gratuitas) que
puedes incorporar a tu vida, abarcando temas como: deportes, entretenimiento,
clima, educación, juegos, libros, etc., todo en respuesta a las necesidades de
los usuarios de hoy. Por ejemplo, para los que radican en el Estado de Puebla,
el gobierno tiene su propia aplicación para ver todo lo relacionado con autos
en cuanto a adeudos, fotomulta y calidad del aire. Incluso se pueden realizar
pagos a través de la misma herramienta. En este sentido, se resuelven trámites
administrativos que requieren de la presencia física y que, entre las múltiples
actividades cotidianas el tiempo libre resulta ser algo imposible para este
tipo de diligencias.
Lo malo:
El uso constante de teléfonos inteligentes genera adicción y dependencia.
Incluso hay quienes han logrado experimentar el “fantasma del celular” al
sentir la vibración en los bolsillos del pantalón, cuando realmente no se tiene
el dispositivo y al mismo tiempo generar una falsa seguridad. Ansiedad por
estar presente en las redes sociales y compartir todas las actividades
realizadas en el momento, incluyendo lugares y fotografías que pueden ser
utilizadas para actos de violación de privacidad. Por mencionar algunos.
- Aislamiento.
- Comportamiento alterado y compulsivo.
- Nomofobia.
- Ansiedad e irritabilidad.
- Problemas de comunicación
- Empobrecimiento del lenguaje.
- Peligro de hacer contactos no adecuados y quedar con desconocidos, que pueden traer consecuencias negativas.
- El comportamiento adictivo hace ser muy sensible a los juicios y valoraciones de los demás y acrecienta los sentimientos de inseguridad
- Bajo rendimiento escolar.
- Depresión.
- En los casos más graves, se puede llegar a robar y a mentir con tal de tener un móvil porque la adicción es capaz de anular todo nuestro control como personas.
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